Santo Padre Pío y Garabandal:

 

Entre los años 1961 y 1965, la Santísima Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora del Monte Carmelo, y San Miguel Arcángel, supuestamente se aparecieron a cuatro niñas en una remota población del Norte de España llamada San Sebastián de Garabandal. A pesar de que estas apariciones han recibido amplia publicidad, la Iglesia hasta ahora no ha hecho ningún pronunciamiento en relación con su autenticidad. Los resultados de una reciente investigación hecha a nivel diosesano en Santander entre 1986 y 1991 han sido enviados a Roma para su subsiguiente evaluación. Este es el estado de cosas en la actualidad (febrero de 1994).

    En 1962, fue la voluntad de Dios que su siervo, el Padre Pio de Pietrelcina, se involucrara en los acontecimientos de Garabandal. He aquí cómo.

Llega una carta

    El 3 de marzo de 1962 las cuatro jóvenes videntes, Conchita, Mari Loli, Jacinta y Mari Cruz recibieron una carta anónima en San Sebastián de Garabandal. Este incidente fue reportado por el Dr. Celestino Ortiz, un incuestionable testigo, y sobre él hace un recuento el Padre Eusebio García de Pesquera en su libro Ella fue Afanosamente a la Montaña; de aquí tomamos el siguiente aparte:

    Félix López, un antiguo alumno del Seminario Mayor de Derio (Bilbao) quien es hoy día el profesor de escuela de Garabandal, estaba reunido con algunas personas en la cocina de Conchita. La niña recibió una carta que no entendió, así que le solicitó a Félix que se la tradujera. Estaba escrita en italiano y Félix, después de leerla dijo: «Por su estilo bien podría ser del Padre Pío». Conchita le preguntó si conocía la dirección del Padre Pío y al recibir una contestación afirmativa le pidió que le ayudara a escribirle una carta para dar respuesta a la suya y manifestarle su agradecimiento.

    Habiendo terminado la carta la dejaron sobre la mesa de la cocina, sin doblarla. Después de un rato, Conchita entró en éxtasis y rezó el Rosario. Al regresar a su estado normal Félix le preguntó: «¿Preguntaste a la Virgen sí la carta era del Padre Pío?» «Sí, y me dio una respuesta secreta para enviarle.» La niña subió a su habitación, regresando poco más tarde con un papel escrito a mano. Delante de todos metió el papel en el sobre, que había ya sido dirigido al Padre Pío por el profesor, sellándolo luego.

    La carta que había llegado a Conchita, sin firma y sin dirección de regreso pero con estampilla italiana, decía lo siguiente:

Mis queridos niños:
    A las nueve de la mañana, la Santísima Virgen me encomendó que les dijera lo siguiente: «¡Oh benditas niñas de San Sebastián de Garabandal! Yo les prometo que estaré con ustedes hasta el fin de los siglos y que ustedes estarán conmigo durante el fin del mundo y después, unidos conmigo en la gloria del Paraíso».

    Estoy enviándoles una copia del santo Rosario de Fátima, que la Virgen me pidió les enviara. El Rosario fue compuesto por la Virgen y debe ser propagado para la salvación de los pecadores y para la preservación de la humanidad de los terribles castigos con los que el buen Dios la amenassa.

    Les doy un consejo: Recen y hagan que los demás recen porque el mundo está a comienzos de la perdición. No creen en ustedes ni en sus conversaciones con la Dama de Blanco; lo harán cuando ya sea demasiado tarde.

    En febrero 9 de 1975, el personal de la revista NEEDLES (ahora GARABANDAL) condujo una entrevista grabada con Conchita, durante la cual le preguntaron sobre esta sorprendente carta que se decía había sido dictada por el Padre Pío:
P. Conchita, ¿recuerdas algo sobre esta carta?
Conchita: Recuerdo haber recibido en el correo una carta dirigida a mí y a las otras tres niñas, Jacinta, Loli y Mari Cruz. Me preguntaba qué contenía y, como no estaba firmada, la metí en el bolsillo hasta que ví a la Santísima Virgen ese día. Cuando se apareció le mostré la carta y le pregunté quién nos la había enviado. La Virgen dijo que era del Padre Pío. Como no sabía quien era el Padre Pío, no pregunté nada más. Después de la aparición conté a la gente sobre la carta; un seminarista que estaba presente me explicó acerca del Padre Pío y de dónde era él. Entonces le escribí una carta diciéndole que me gustaría verle cuando visitase mi país. El entonces me envió una pequeña carta diciendo: «¿Crees que puedo subir por la chimenea?» Yo sólo tenía 12 años en esa época y no sabía nada de los claustros.
La Visita de Conchita a Padre Pío

    En febrero de 1967, Conchita llegó a Roma con su madre, un sacerdote español, el padre Luis Luna, el Profesor Enrico Medi y la Princesa Cecilia de Borbón-Parma. Había sido llamada allí por el Cardenal Ottaviani, prefecto del Santo Oficio, llamado hoy la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue durante esta visita que Conchita tuvo una audiencia privada con el Papa Pablo VI, durante la cual sólo cinco personas estuvieron presentes con el Pontífice. Tenemos sobre esto el confiable testimonio del Profesor Medi, entonces presidente de la Asociación Europea de Energía Atómica y amigo del Papa, y quien era uno de los cinco presentes.

    Como Conchita tuvo que esperar un día antes de su reunión con el Cardenal Ottaviani, el Profesor Medi sugirió que ya que tenían algo de tiempo libre fueran a San Giovanni Rotondo a ver al Padre Pío.

    A continuación el recuento de la propia Conchita acerca de la visita, tomado de la entrevista de NEEDLES de 1975:

    ... Todos estuvimos de acuerdo, así que salimos para el Monasterio en el auto alquilado del Profesor Medi. Llegamos como a las nueve de la noche y nos dijeron que no podríamos ver al Padre Pío hasta la mañana siguiente en su Misa de cinco.

    Antes de Misa, el Padre Luna y el Profesor fueron a la sacristía. El Profesor me contó más tarde lo que ocurrió allí. Dijo que el Padre Luna había dicho al Padre Pío que la Princesa de España estaba allí para verle. El Padre Pío dijo entonces al Padre Luna: «No me siento bien y no podré verla hasta más tarde hoy». El Profesor Medi dijo entonces: «Hay otra persona que quiere verlo también. Conchita quiere hablar con usted.» Padre Pío dijo entonces: «¿Conchita de Garabandal? Vengan a las ocho de la mañana».

    Al llegar, fuimos conducidos a un pequeño cuarto, una celda, que tenía una cama, una silla y una pequeña mesita. Le pregunté al Padre Pío si este era su cuarto y si él dormía ahí, a lo cual respondió: «Oh, no. No pueden ver mi cuarto. Este es un cuarto rico». En ese momento no sabía la clase de hombre santo que era el Padre Pío, como ahora sí lo sé. Entonces yo era muy joven; tenía sólo 16 años.

    La entrevista de NEEDLES continúa:
P. ¿Quién estaba en el cuarto contigo?
Conchita: Sólo mi madre, el Padre Luna y un sacerdote del Monasterio que hablaba español y estaba tomando muchas fotos. No recuerdo que la Princesa y el Profesor hubieran estado allí.

P. Puedes decirnos ¿qué se dijo durante tu visita al Padre Pío?
Conchita: Sólo recuerdo un poco. Sí recuerdo que el sacerdote que había estado tomando fotos pidió permiso para ello al Padre Pío, quien le respondió: «Has estado tomándolas desde que llegaste».

    Recuerdo que tenía el crucifijo besado por Nuestra Señora, y que dije al Padre Pío: «Esta es la Cruz besada por la Santísima Virgen. ¿Quisiera besarla?» Padre Pío tomó entonces el Cristo y lo colocó en la palma de su mano izquierda, sobre el estigma. Tomó entonces mi mano, que colocó sobre el crucifijo, cerrando los dedos de esa mano sobre mi mano; con su mano derecha bendijo mi mano y la cruz. Lo mismo hizo con mi madre cuando ella le dijo que por favor bendijera su rosario, también besado por la Virgen. Yo estuve de rodillas durante todo el tiempo que estuve ante él. Me tomó de la mano, con la cruz, mientras que me hablaba.

    El sacerdote que tomó las fotos de Conchita con el Padre Pío vive aún en San Giovanni Rotondo. Estuvo en los Estados Unidos hace varios años promoviendo la Causa de Beatificación del Padre Pío y visitando a Conchita en su casa. Debido a que la Causa se está adelantando, los frailes no están muy dispuestos a mostrar las fotos, aparentemente porque las apariciones de Garabandal no han sido reconocidas aún por la Iglesia. La fotos fueron nuevamente mencionadas por otro de los frailes de San Giovanni Rotondo quien las vio, confirmando más tarde el hecho a los funcionarios de la revista que estuvieron en la peregrinación de 1987, y que fue promovida por el Centro de Garabandal de Nueva York. Sobra decir que estas fotos son importantes documentos que confirman la entrevista de Conchita con el Padre Pío.

Padre Pío y el Milagro.

    La forma como el Padre Pío se involucró en los eventos de Garabandal fue en parte la causa de que le hubiese sido concedido un privilegio que tan sólo a otra persona [*En la noche del 8 de agosto de 1961, Fr. Luis Andreu S.J. tuvo una visión del Milagro mientras observaba a las videntes en éxtasis en los pinos sobre una colina cerca del pueblo de Garabandal. El Padre Andreu murió a la mañana siguiente durante su regreso a casa.] le había sido. Vio el gran Milagro antes de morir.

    Una de las profecías de Nuestra Señora en Garabandal en relación con el Milagro fue que el Santo Padre lo verá desde cualquier sitio donde esté, y que el Padre Pío lo vería también. Al morir el Padre Pío en 1968, Conchita quedó perpleja, preguntándose por qué la profecía aparentemente no se había cumplido. Un mes más tarde fue tranquilizada, recibiendo además un regalo precioso.

    En octubre 16 de 1968, Conchita recibió un telegrama de Lourdes, proveniente de una mujer de Roma a quien Conchita conocía. El telegrama pedía a Conchita ir a Lourdes a recibir una carta del Padre Pío dirigida a ella. El Padre Alfred Combe y Bernard L'Huillier de Francia estaban en ese momento en el pueblo y accedieron a llevar a Conchita y a su madre a Lourdes. Partieron esa misma noche. Con el afán, Conchita olvidó su pasaporte. Al llegar a la frontera fueron detenidos durante seis horas, y sólo gracias a un pasaporte especial, firmado por el Governador Militar de Irun, pudieron pasar la frontera hacia Francia.

    En Lourdes se entrevistaron con los emisarios del Padre Pío de Italia, entre los cuales estaba el Padre Bernardino Cennamo, O.F.M.  El Padre Cennamo no era realmente de San Giovanni Rotondo, sino que pertenecía a otro monasterio. Era, sin embargo, bien conocido por el Padre Pío y por el Padre Pellegrino; éste último fue quien cuidó al Padre Pío durante sus últimos años y quien transcribió la nota para Conchita dictada por el Padre Pío.

    El Padre Cennamo dijo a Conchita que no había creído en las apariciones de Garabandal hasta que el Padre Pío le pidió darle el velo que cubriría su cara después de su muerte. El velo y la carta fueron entregados a Conchita, quien preguntó al Padre Cennamo: «¿Por qué la Virgen me dijo que el Padre Pío iba a ver el Milagro y él ha muerto?» El Padre le respondió: «El vio el Milagro antes de morir. Me lo dyo él mismo.»

    Al regresar a casa Conchita decidió escribir sobre el incidente a un amigo en Madrid. De nuevo nos referimos a lo dicho por Conchita en la entrevista de NEEDLES de 1975:

... Tenia el velo ante mis ojos mientras escribía cuando, de repente, toda la habitación se llenó con una fragancia. Había oído sobre las fragancias del Padre Pío, pero nunca les había dado mayor importancia. El cuarto entero olía con un perfume tan fuerte que comencé a llorar. Era la primera vez que experimentaba esto. Ocurrió después de su muerte.
Padre Pío y Joey Lomangino

    En 1947 Joey Lomangino perdió la vista y el olfato en un absurdo accidente que le cortó el nervio óptico y el olfativo. Luego de un prolongado y penoso período de reajuste, salió triunfante convertido en un prestante hombre de negocios, pero muy cansado por el esfuerzo y el exceso de trabajo. Su médico le sugirió que tomara unas vacaciones en Europa, así que salió de su casa en Lindenhurst, Nueva York, con algunos familiares a visitar a su tío en el sur de Italia.

    Joey no era practicante en aquellos tiempos, y fue sólo para complacer a su tío que accedió a un largo viaje en auto, el cual concluyó en San Giovanni Rotondo donde vivía el Padre Pío. Joey no sabía nada del Padre Pío en aquel entonces, y ciertamente no esperaba tener un encuentro personal con él. Al terminar la Misa se encontró en un cuarto con otros hombres que esperaban recibir la bendición del Padre Pío cuando éste pasara por allí. Joey recuerda los hechos:

    Cuando el Padre Pío entró en la habitación todos nos arrodillamos para recibir la bendición. Entró por el costado izquierdo del cuarto y lo atravesó por el frente. Oí movimiento de rodillas, sin saber qué pasaba. De repente, el Padre Pío puso sus brazos sobre mí. Me besó en la frente y me dijo: «¡Joey, me alegro tanto de verte!» Fue mi tío quien me dijo que era el Padre Pío quien me abrazaba; yo no sabía qué decir, pues había sido casi el último en entrar, y nadie sabía que yo iba a ir, ni yo mismo.
    Joey quedó profundamente impresionado. No pudo regresar en 1962, pero lo hizo en 1963. En esta ocasión decidió ir a confesarse con el Padre Pío.
    Fuí a ver al Padre Pío al confesionario, arrodillándome en el reclinatorio. El Padre Pío estaba sentado frente a mí. Me tomó de la mano, cosa que me impactó por su contraste con el confesionario americano, con páneles entre el sacerdote y el penitente. Me dijo entonces: «Joey, confiésate». Para ser muy franco, encontré esto muy embarazoso pues no estaba llevando una vida correcta. Estaba confundido y no sabía qué decir. Entonces el Padre Pío me dijo en italiano: «Confiésate». Pero de nuevo no encontraba palabras qué decirle.

    Entonces, en perfecto inglés, me dijo: «Joey, ¿recuerdas cuando estuviste en un bar con una mujer de nombre Bárbara? ¿Recuerdas los pecados que cometiste?» Y, en perfecto inglés, me recordó los sitios donde había estado, las personas con las que había estado, y los pecados que había cometido. Sudando de angustia, tuve la gracia de reconocer que valía la pena soportar todo eso si ello significaba volver a ser feliz.

    Realmente creía que el Padre Pío podría ayudarme. Cuando llegó al fondo de lodos mis pecados, después de lo que me pareció como un millar de años, me dijo en italiano: «¿Estás arrepentido?» Y yo contesté: «Si, lo estoy, Padre Pío».

    Al darme la absolución, los ojos comenzaron a rodarme en la cabeza. Me restregué los ojos con las manos, mientras la cabeza me daba vueltas y más vueltas. De repente, mi mente se aclaró total y completamente. Entonces puso su mano estigmatizada sobre mis labios y yo besé los estigmas. Me dio entonces un ligero golpe en la cara y me dijo en italiano: «Joey, un poco de paciencia y coraje y vas a estar bien».

    Tenía 33 años y me sentía de 16. Tenía el firme propósito de enmendar mi vida. Estaba arrepentido de todos los pecados que había cometido durante mi vida. Me sentía tan bien, tan limpio, que no quería siquiera involucrarme con nadie por miedo a perder la gracia recibida por sólo hablar con alguien.

    Pero había aún otra gracia más preparada para Joey mientras se arrodillaba con otros hombres para recibir la bendición del Padre Pío.
    Cuando sufrí el accidente en 1947, perdí no sólo la vista sino el sentido del olfato. Al arrodillarme para recibir la bendición, quedó atónito al percibir la fragancia de rosas que venía de la sangre en sus manos. Me eché hacia atrás contra la pared y levanté los brazos para protegerme, pues no sabía qué pasaba. El Padre Pío bajó mis brazos y me dijo en italiano: «Joey, no tengas miedo», y me tocó en el puente de la nariz, devolviéndome el sentido del olfato después de estar sin él desde el día del accidente, en junio de 1947, hacía 16 años.
    Joey estaba sobrecogido de paz y alegría y no quería abandonar San Giovanni Rotondo. Sin embargo, su compañero de viaje, Mario Corvais, le recordó su compromiso de pasar parte de sus vacaciones en un sitio llamado Garabandal.

    Cuando Mario me recordó que teníamos que irnos para Garabandal le dije: «Mario, ¿cómo sabemos que es verdad? Tal vez no es una aparición verdadera; tal vez es un truco del demonio para hacerme perder las gracias que acabo de recibir. Vamos a preguntarle al Padre Pio».

    Siempre fuimos objeto de una muy calurosa bienvenida por parte de los sacerdotes donde el Padre Pío. Fuimos donde ellos y les dije: «Me gustaría hablar con el Padre Pío, ¿está bien?» Y el sacerdote me contestó: «Ah, bueno, Joey». Así que hizo los arreglos necesarios y volvimos de nuevo más tarde para reunimos con él en el claustro.

    Al arrodillarme frente a él, dije »Padre Pío, ¿es cierto que la Virgen se está apareciendo a cuatro niñas en Garabandal?».. Y él dijo: «Sí.» Entonces le dije: «Padre Pío, ¿debo ir allá?» Y el respondió; «Sí. ¿Por qué no?» Y así es como pasó. Fue debido a que el Padre Pío me aseguró que la Virgen se estaba apareciendo aliá, y me permitió ir, que no luvr más miedo y fuí.

    Después de esa primera visita a Garabandal en 1963, Joey Lomangino hizo muchas más. Se hizo amigo de Conchita y de las demás videntes, y al regresar a los Estados Unidos comenzó a difundir la historia del Padre Pío y de las apariciones de Garabandal. En 1968 fundó la organización de los Trabajadores de Nuestra Señora del Monte Carmelo (The Workers of Our Lady of Mount Carmel), la organización que publica este folleto.

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Biografía del Santo Padre Pío:

( http://www.padrepio.catholicwebservices.com/ESPANOL/Biografia.htm )

Heredero espiritual de San Francisco de Asís, el  Padre Pío de Pietrelcina ha sido el primer sacerdote en llevar impreso sobre su cuerpo las señales de la crucifixión. Él ya fue conocido en el mundo como el "Fraile" estigmatizado. El Padre Pío, al que  Dios donó particulares carismas, se empeñó con todas sus uerzas por la salvación de las almas. Los muchos testimonios sobre su gran santidad  de Fraile, llegan hasta  nuestros días, acompañados por sentimientos de gratitud. Sus intercesiones providenciales cerca de Dios fueron para muchos hombres causa de sanaciòn en el cuerpo y motivo de renacimiento en el Espíritu.

El Padre Pío de Pietrelcina que se llamó  Francesco Forgione,  nació en Pietrelcina, en un pequeño pueblo de la provincia de Benevento, el 25 de mayo de 1887. Nació en una familia humilde  donde el papá Grazio Forgione y la mamá Maria Giuseppa Di Nunzio ya tenían otros hijos.

 

Desde la tierna edad Francesco experimentó en sí el deseo de consagrarse totalmente a Dios y  este deseo lo distinguiera de sus coetáneos. Tal "diversidad" fue observada de sus padrepio2.jpg (5839 byte)parientes y de sus amigos. Mamá Peppa contó - "no cometió nunca  ninguna falta, no hizo caprichos, siempre obedeció a mí y a  su padre, cada mañana y cada tarde iba a la  iglesia a visitar a Jesús y a  la Virgen. Durante el día no salió nunca con los compañeros. A veces le dije: "Francì sal un poco a jugar. Él se negó diciendo: no quiero ir porque ellos blasfeman". Del diario del Padre Agostino de San Marco in Lamis, quien fuè uno de los directores espirituales del Padre Pío,  se enteró de que el Padre Pío, desde el 1892, cuando apenas  tenía cinco años, ya vivió sus primeras experiencias carismáticas espirituales. Los Éxtasis y las apariciones fueron tan frecuentes que al niño le pareció que eran absolutamente normales.

Con el pasar del tiempo, pudo realizarse para Francesco lo que fue el más grande de sus  sueños: consagrar totalmente la vida a Dios. El 6 de enero de 1903, a los  dieciséis años, entró como clérigo en la orden de los Capuchinos.  Fue ordenado sacerdote en la Catedral de Benevento, el 10 de agosto de 1910. Tuvo así inicio su vida sacerdotal que a causa de sus precarias condiciones de salud, se desarrollará primero en muchos conventos de la provincia de Benevento. Estuvo en varios conventos  por motivo de salud, luego, a partir del 4 de septiembre de 1916 llegó al convento de San Giovanni Rotondo, sobre el Gargano, dónde  se quedó hasta el 23 de septiembre de 1968, día de su sentida muerte.  

En este largo período el Padre Pío iniciaba  sus días despertándose por la noche, muy antes del alba, se dedicaba a la oración con gran fervor aprovechando la soledad y silencio de la noche.  Visitaba diariamente por largas horas a Jesús Sacramentado, preparándose para la Santa Misa, y de allí siempre sacó las fuerzas necesarias, para su gran labor para con las almas, al acercarlas a Dios en el Sacramento Santo de la Confesión, confesaba por largas horas, hasta 14 horas diarias, y así salvó muchas almas.

 

Uno de los acontecimientos que señaló intensamente la vida del Padre Pío  fuè lo que se averiguó la mañana del 20 de septiembre de 1918, cuando, rogando delante del Crucifijo del coro de la vieja iglesia pequeña, el Padre Pío tuvo el maravilloso regalo de los estigmas. Los estigmas  o las heridas fueron visibles y quedaron abiertas, frescas y sangrantes, por  medio siglo. Este fenómeno extraordinario volvió a llamar, sobre el Padre Pío la atención de los médicos, de los estudiosos, de los periodistas pero sobre todo de la gente común que, en el curso de muchas décadas  fueron a San Giovanni Rotondo para encontrar al  santo fraile. 

 

En una carta al Padre Benedetto, del 22 de octubre de 1918, el  Padre Pío cuenta su "crucifixión": “¿Qué  cosa os puedo decir a los que me han preguntado como es que  ha ocurrido mi crucifixión? ¡Mi Dios que confusión y que humillación yo tengo el deber de manifestar lo que Tú has obrado en esta tu mezquina criatura!

 

Fue la mañana del 20 del pasado mes (septiembre) en coro, después de la celebración de la Santa Misa, cuando fui sorprendido por el descanso en el espíritu,  parecido a un dulce sueño. Todos los sentidos interiores y exteriores, además de las mismas facultades del alma, se encontraron en una quietud indescriptible. En todo esto hubo un total silencio alrededor de mí y dentro de mí; sentí  enseguida una gran paz y un abandono en la completa privación de todo y una disposición en la misma rutina.

Todo esto ocurrió en un instante. Y mientras esto se desarrolló; yo vi delante de mí un misterioso personaje parecido a aquél visto en la tarde del 5 de agosto. Éste era  diferente del  primero, porque tenía las manos,  los pies y el costado que emanaban sangre. La visión me aterrorizaba; lo que sentí en aquel instante en mí; no sabría decirlo. Me sentí morir y habría muerto, si  Dios no hubiera intervenido a sustentar mi corazón, el que me lo sentí saltar del pecho.

La vista del personaje desapareció, y  me percaté  de que mis  manos, pies y costado fueron horadados y chorreaban sangre. Imagináis el suplicio que experimenté entonces y que voy experimentando continuamente casi todos los días. La herida del corazón asiduamente sangra, comienza el jueves por la tarde hasta al sábado. Mi padre, yo muero de dolor por el suplicio y por la confusión que yo experimento en lo más  íntimo del alma. Temo  morir desangrado, si  Dios no escucha los gemidos de mi pobre corazón,  y tenga piedad  para retirar de mí esta  situación....”

  

Por años, de cada parte del mundo, los fieles  fueron a este sacerdote estigmatizado, para conseguir su potente intercesión cerca de Dios. Cincuenta años experimentados en la oración, en la humildad, en el sufrimiento y en el sacrificio, dónde para actuar su amor, el Padre Pío realizó dos iniciativas en dos direcciones: un vertical hacia Dios, con la fundación de los "Grupos de ruego", hoy llamados “grupos de oración” y la otra horizontal hacia los hermanos, con la construcción de un moderno hospital: "Casa Alivio del Sufrimiento."  

 

En  septiembre  los 1968 millares de devotos e hijos espirituales del Padre Pío se reunieron en un congreso en San Giovanni Rotondo para conmemorar juntos el 50° aniversario de los estigmas aparecidos en el Padre Pío y para celebrar el cuarto congreso internacional de los Grupos de Oración. Nadie habría imaginado que  a las 2.30 de la madrugada  del 23 de septiembre de 1968, sería  el doloroso final de la vida terrena del Padre Pío de Pietrelcina. De este maravilloso fraile, escogido por Dios para derramar su Divina Misericordia de una manera tan especial.

 

 


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Mas material de Garabandal: (en español)

   Diario de Conchita     El Padre Pio  bajar: Adobe Acrobat Reader

Video: Testimonio de Jacinta González

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Oración "Alma de Cristo"

Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh mi buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas escóndeme. No permitas que me aparte de Ti. Del maligno enemigo defiéndeme. En la hora de mi muerte llámame. Y mándame ir a Ti, para que con tus Santos te alabe por los siglos de los siglos. Amén.

La rezaban las niñas videntes después de recibir la Santa Comunión de manos del Arcángel San Miguel cuando no había Sacerdotes en el pueblo.


 . Crónica escrita del programa "Pueblo de María" con Lucía (prima de Conchita) "en vivo" desde el pueblo de Garabandal

 . Botón derecho del mouse / guardar destino como... Habla el Padre Khalil en "Pueblo de María" (La Sagrada Eucaristía, los mensajes de Garabandal etc. etc.)

 . Botón derecho del mouse / guardar destino como... Sr. David en "Pueblo de María" Parte I (nativo, residente del pueblo y testigo ocular). botón derecho del mouse / guardar destino como... Parte II

 . boton derecho del mouse/ guardar destino como... Sr. Bernardo en "Pueblo de María" (La Virgen lo curo de lupus y lo cuenta en detalles. Hace 38 años que sube al pueblo)

 . para bajarlo: boton derecho del mouse/guardar destino como... Las Apariciones de Garabandal en la cadena SER / MILENIO3 (España, 17/05/09) -Entrevistas-

 . Crónica de "Pueblo de María" con el testimonio de Maximina, Jacinta y Conchita

 . Jesús, el Divino prisionero (la Consagración es, místicamente, la crucifixión del Señor)

 . Padre García de la Riva en "Pueblo de María" (testigo ocular de las apariciones)

 . Maria Josefa Villa de Gallego en "Pueblo de María" Parte I (testigo ocular de Garabandal). Parte II

 . "Pueblo de María" desde Cantabria -España- con el Padre Manuel Muela ("mi vida cambió para siempre cuando subí a Garabandal")

 . La importancia del BESO de la Virgen en Garabandal (testimonio de María Josefa Villa)

 . Lucia Estebanez Calderón y su hermano Sacerdote (testigos oculares de Garabandal)

 . Padre Justo Lofeudo en "Pueblo de María" (maravilloso testimonio)

 . (1) Madre María de las Nieves en "Pueblo de María" (Educo a Conchita después de las Apariciones)

 . (2) Madre María de las Nieves en "Pueblo de María" (segunda parte del testimonio)


 VISITE:   www.virgendegarabandal.org 

         (Página muy completa de España con testimonios bellísimos de Garabandal)


. RESEÑA Y FOTOS DE LA RELIQUIA-MEDALLA BESADA POR LA VIRGEN EN GARABANDAL   

Gracias MARIA JOSEFA VILLA por donarnos la reliquia.

. LA IMPORTANCIA DE LA GRACIA DEL BESO DE LA SANTÍSIMA VIRGEN EN GARABANDAL  


El cielo se hizo presente” a orillas del Rió Negro  (Patagonia, Diciembre 2009)

                    


El beso de la Sma. Virgen también llego a San Isidro (Bs. As.) en "la Casa de María i" (12 de Dic.)

          


Otro maravilloso encuentro en el Hogar Misericordia y en la parroquia "San Cayetano" (Dic. 2009)

       


El Beso de la Santísima Virgen llego a Avellaneda (Buenos Aires) (Noviembre 2009)

El Padre Khalil dió el beso de la Sma. Virgen en la parroquia "San Cayetano"

       

Gracias! PADRE KHALIL por su entrega y Gracias MARIA JOSEFA VILLA por donarnos la reliquia.


Encuentro de Garabandal en la Patagonia -ARGENTINA- (16 y 17 de Agosto 2009)

El Padre José Luís González (P. Chichilo) nos regalo el beso de la Virgen

     


El beso de la Virgen llego a una comunidad de Rosario (Pcia. de Santa Fé)

        


El beso de la Sma. Virgen llego a MERLO (Pcia. de San Luís)  (Junio 2009)

Vea el Video y el testimonio del encuentro

   


ENCUENTRO DE GARABANDAL en Buenos Aires -ARGENTINA- (Mayo 2009)

         

GRACIAS Padre Pablo por recibirnos en su casa.


Un paso por Garabandal (Testimonio personal)

     English: A passing through Garabandal (Personal Testimony )

    TESTIMONIOS desde Argentina y Uruguay        


  En "Madre Tierra" (Paraguay) Gruta de la Virgen de Garabandal    


 Contactos Garabandal en SUDAMÉRICA:

ARGENTINA:    virgendegarabandal@gmail.com (Santiago Lanus)

URUGUAY:       garabandal.mdelrosario@gmail.com  (Maria del Rosario Albín Ferreira) -Testimonio-

PARAGUAY:     pezk_69@hotmail.com  (Patricia Zalazar de Escobar) 

PANAMÁ:        garabandalpanama@gmail.com  (Sr. Gonzalo)

REPÚBLICA DOMINICANA: homar72@gmail.com  (Homar Herrara) (Centro America)


Revista internacional de Garabandal (últimas ediciones -En Ingles-) 


Mari Loli Mazón González de Lafleur falleció el lunes 20 de Abril de 2009

Dios obró muchos prodigios por medio de Mari Loli 


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Ver Archivo del Libro de Visitas (hasta Julio 2008)

Email:  virgendegarabandal@gmail.com


Apariciones de la Virgen María en Salta (Argentina)

"Yo soy la Inmaculada Madre del Divino Corazón Eucarístico de Jesús"

(Estas páginas están dedicadas a nuestra Madre del Cielo)